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Meditación y/o Adoración
En el mundo actual, existe una profunda necesidad de un evangelio impregnado del Espíritu Maternal, una visión que sane las heridas psicológicas profundas del trauma. Al fomentar la equidad, la cohesión social y la inclusión, esta visión nutre el espíritu humano, ayudándonos a sanar lo que nos divide y empoderándonos para imaginar la unidad y esforzarnos por un cambio transformador como hijos de un Padre amoroso. Este evangelio no es otro que la nueva revelación, El Libro de Urantia.
La Maternidad de Dios encarna aspectos nutritivos, sanadores y transformadores del amor divino. Su enfoque en las cualidades maternas de Dios —amor incondicional, compasión infinita y cuidado tierno— ofrece un remedio para las heridas del alma humana. El trauma, ya sea personal o colectivo, a menudo aísla y fragmenta a las personas, dejándolas anhelando conexión y restauración. El abrazo maternal de Dios proporciona un antídoto divino, restaurando la integridad y fomentando el crecimiento espiritual.
El centro de esta sanación es la presencia interna del Ajustador de Pensamiento, descrito como un fragmento del Padre Universal, que ministra íntimamente al alma humana, guiándonos hacia la renovación y la alineación espiritual. Como afirman las enseñanzas, “Todo mortal que sigue consciente o inconscientemente la guía de su Ajustador interno vive de acuerdo con la voluntad de Dios.” Esta presencia es una marca de divinidad en cada uno de nosotros y, a través de ella, experimentamos el poder transformador del amor divino (Documento 107, Sección 0, Párrafo 4). Sirve como un recordatorio constante de nuestra herencia divina y del cuidado incondicional de un Padre amoroso.
Las cualidades maternales de Dios se reflejan aún más en la representación del Hijo Eterno como la “Madre Universal”, destacando los aspectos relacionales y nutritivos de la familia divina. Este equilibrio entre las dimensiones paterna y materna de Dios resalta la plenitud del amor divino, que busca elevar y unificar toda la creación. Como recuerdan las enseñanzas, “…el amor es la característica dominante de todos los tratos personales de Dios con su criatura” (Documento 2, Sección 5, Párrafo 12). El amor de Dios no solo es una fuerza guía, sino también un bálsamo sanador que restaura el alma y fomenta la unidad dentro de la familia humana.
Sanar a través de la Maternidad de Dios no es un proceso pasivo; es un compromiso activo con las realidades divinas. Las enseñanzas enfatizan que el crecimiento espiritual y la sanación se estimulan mutuamente mediante relaciones y experiencias compartidas. “El reino de los cielos está dentro de ustedes”, declaran, recordándonos que la presencia divina siempre es accesible, ofreciendo esperanza, paz y renovación. Al abrirnos a este amor maternal, nos alineamos con los propósitos superiores de la voluntad divina, permitiendo una restauración profunda y holística.
La Maternidad de Dios también nos llama a encarnar estas cualidades divinas en la vida cotidiana. Al nutrir a otros con compasión, paciencia y perdón, nos convertimos en instrumentos de sanación en nuestras relaciones y comunidades. Este espíritu maternal fomenta la cohesión social, la equidad y la inclusión, contrarrestando la fragmentación causada por el trauma. Como afirman las enseñanzas, “Los Dioses son mis cuidadores; no me extraviaré,” y “Tu espíritu me ministrará, y tu glorioso ángel me consolará,” señalando la seguridad y renovación encontradas en el abrazo divino (Documento 48, Sección 6, Párrafo 8).
En conclusión, La Maternidad de Dios: Un Antídoto contra el Trauma es una invitación a reconocer y experimentar el poder transformador del amor divino. Nos llama a sanar nuestras heridas, abrazar nuestra humanidad compartida y esforzarnos por la unidad y el crecimiento espiritual bajo el cuidado nutritivo de un Dios amoroso y compasivo. Esta visión de la maternidad divina ofrece no solo sanación personal, sino también un camino hacia la transformación colectiva, uniendo a todos como miembros queridos de la familia de Dios.
Lilian Muthui descubrió El Libro de Urantia en 2022 y, desde entonces, ha compartido activamente sus enseñanzas a través del estudio familiar, grupos comunitarios y mentoría. Profesora capacitada en mindfulness y autocompasión, y psicoterapeuta basada en la compasión, ha dedicado su carrera a servir a comunidades marginadas, fundando MSC África y Compassion Teenage Mothers en Kenia, y cofundando el PERMA Counselling and Consultancy Centre.
Lilian es experta en trauma, terapeuta familiar, profesora a tiempo parcial en Mount Kenya University y facilitadora de los Círculos de Confianza en Urantia University Institute. Apasionada por la conservación ambiental y el espíritu Ubuntu, integra mindfulness, compasión y servicio para inspirar el crecimiento personal y comunitario en toda Kenia. Mentoreada por figuras reconocidas como el Profesor Stanley Waondo, Morag Gamble, Yaffa Marzt, Pato Banton y Gard Jameson, Lilian encarna el espíritu Ubuntu en sus esfuerzos personales, profesionales y espirituales, combinando compasión, mindfulness y servicio para elevar tanto a individuos como a comunidades.